lunes, 16 de septiembre de 2013

Vencedor Final: el anciano que llora a la orilla del abismo.

 Mucho se atribuye a los sentimientos la causa de la existencia de tanto actos heroicos como de aquellos que reniegan de cualquier pizca de humanidad. Odio, amor, avaricia, perseverancia, muchos de ellos son los que, por debajo de cuerda, han marcado muchos de los acontecimientos históricos, aun cuando nunca se les mencione en los libros de historia. Hitler no pudo haber actuado como una maquina, y fue la soberbia o algo similar lo que le empujo al genocidio. Alejandro Magno se regocijaba en su narcisismo mientras que San Francisco de Asis era portador de amor por igual para cada uno de los seres vivos a su alrededor.
Podrían disculparme. Toda esta alharaca viene a que tratare de contar algo que me enseñaron o que simplemente me mencionaron. Una idea simple, pero que como cualquier otra, mantenida lo suficiente dentro de nuestra mente, de nuestra consciencia, suele convertirse en algo parecido ya sea a un parásito o a un virus. ¿A que les suena eso?
No pretendo mostrar la misma como una grandiosa enseñanza, porque primero no se en que momento fue que me lo dijeron, y segundo no fue quien lo dijo. Se que es un mal comienzo, por esto de que quizás fue alguna idea mía con medio sentido, y quisiera endilgarla a alguien sin tener a quien. Y el momento puede ser lo de menos, pero es importante, ¿no? Quizás fue hace mucho tiempo, y podríamos preguntarnos por que lo vengo a decir solo ahora, o tal vez se me ocurrió hace solo unos minutos, y como todo lo demás que constantemente pienso me he desbocado a plasmarlo aquí, sin haberlo meditado muy bien antes.
¿Por que una simple idea, mencionada por otro u otra en una tarde hastío, pudiese ser tan importante como para dedicarle lo que relativamente son muchas lineas? Y eso que es solo una pequeñísima idea. Pero, a pesar de su simpleza, si se tuviese mucho en cuenta pienso que en solo una semana se notaria en las estadísticas la disminución de actos irreflexivos. No se si existan estadísticas específicamente de eso, pero en algo nos podrían ayudar los asesinatos pasionales, los suicidios, por ejemplo.
Básicamente, es como sigue: los sentimientos tienen existencia propia. Al igual que las ideas, pero de eso ya hable antes, y si no es así, podría hablar de lo mismo después, ya que existen muchas analogías. Comúnmente los seres humanos se entregan a distintos actos en su mayoría no pensados, y es como consecuencia de considerar a los sentimientos como algo en su mayor medida incontrolable, sin posibilidad de escapatoria a los efectos de los mismos sobre nuestro organismo y psique. Lo primero es cierto, pero no reversible. Lo segundo es falso, en su totalidad. 
Todo tiene su explicación, demasiado bien razonada, diría yo: hubo un tiempo en el que Amor, Cólera, Enojo, Felicidad, todos ellos con las miles y miles de variantes que tienen cada uno existían en algún lugar del tiempo y el espacio diferentes a como existen en la actualidad. Es obvio que no se les puede concebir como seres humanos en términos convencionales, y si así fuese en lo personal soy muy obsesivo con las pruebas con respecto a casi todo lo que merezca ser comprobado. Este relato que presento no escapa de eso, pero cuento con su voto de fe, la misma que le tengo en absoluta premura a quien me ha contado todo esto. A muchos les podrá parecer contradictorio, pero tendrían que estar en mis zapatos para saber que esto no es fanatismo puro. Nada de eso. Nada que ver.
Básicamente tenían una existencia análoga a la nuestra, aunque por razones obvias no se puede hablar de modelos de sociedad, ideologías, creencias y ese tipo de cosas. Nos basta con el hecho de saber que su existencia como seres independientes, en una definición aproximada a la que nosotros manejamos en términos generales, era totalmente verídica.
Total, su evolución como seres desemboco en que se convirtiesen en una especie de parásitos espirituales, estableciéndose como tal para el momento en que el humano comenzaba a ser humano. Existir por si mismos les era cada vez mas imposible, dado que una serie de eventos los llevaron a tener que vivir alojados en los entonces primitivos Homo Sapiens. Y los sentimientos se dieron cuenta de que sus huéspedes tenían el suficiente potencial para superar los limites que les imponía su estado actual de salvajismo. Para que los mismos humanos se superasen cada dia a si mismo, en cualquier aspecto, necesitaban motivaciones que fuesen mas alla del simple instinto de supervivencia, con el cual simplemente se dedicarían a arrasar con los recursos que hallasen a su paso. El amor entro en los hombres, se alojo en la conciencia de los mismos, y ya el sexo masculino sabia que la prole de aquella hembra también era de si mismo, y empezó a sentir la responsabilidad de llevar recursos a su hogar no solo como obligación biológica, sino como algo que muchos años después, en la aparición del lenguaje, seria conocido como moral. Sin embargo, si la madre no enseñaba los principios básicos de la solidaridad, la cual si moderaba su existencia dentro de cada ser humano conllevaba a niveles de amistad adecuados y no de amiguismo, el egoísmo veía en sus hijos un escondite perfecto para expandirse en plenitud, y ocasionar las constantes peleas entre hermanos por quien le tocase la mejor parte, y que en un futuro se representaba en su versión mas sofisticada en la guerra entre pueblos, cada uno peleando por la mejor tierra, ya sea por ocupar una vacía, o apropiarse de aquella que ya le pertenecía a otros.
En definitiva, estos seres que habían aparecido eran los huéspedes definitivos para los otros de existencia intangible. Los sentimientos sabían que mientras actuasen de manera intensa en los momentos adecuados, la raza humana podría matarse entre si, pero al nivel que estaban nunca llegarían al nivel de la extinción, y al mismo tiempo los sentimientos perpetuaban e intensificaban su influencia en los actos humanos, lo cual era señal de que su existencia crecía tanto en numero como en significado, para el hombre y para ellos mismos.
El miedo se contentaba con las almas de aquellos desprovistos de la curiosidad que poco a poco marcaba el progreso del humano, y solía disfrazarse de conformismo e indiferencia con los cambios que sucedían alrededor. La valentía se convirtió en su principal enemiga, pero era ella la que a la larga, alojada tanto en los guardianes de las aldeas y las murallas como en los capitanes y los que encabezaban los ejércitos de las antiguas guerras, los que le mostraron también el humano que existían nuevos limites, mas alla de los mares, y que el cielo azul por el dia y negro durante la noche no era el limite hacia arriba. El Sol y las estrellas no eran simples lamparas, sino que existían también como entidades independientes mas alla de lo que aun muchos, en su ignorancia producto del miedo a lo desconocido, solían tomarlo como una cúpula.
La perseverancia cooperaba con el espíritu de aquellos que, planteados un problema, muchos lo asumían como irresoluble. La insistencia de aquella persistente dama hizo que pensadores, científicos, caballeros andantes, exploradores, en fin, todo aquel que podamos tildar de loco o revolucionario en su campo le entregase a la humanidad cosas que hoy nos parecen comunes.
Sin embargo, el miedo y sus variantes nunca llegaron a morir, y siempre hallaron un sitio donde vivir en aquellas almas débiles y en los espíritus ansiosos de algo seguro a lo cual asirse: una ideología, un dios, o cualquier creencia religiosa. Se aprovecho de la necesidad del ser humano de vivir en comunidad y la distorsiono, a fin de que a estos les diese por crear cada vez mas sectas, mas religiones, mas partidos políticos, mas organizaciones, todas proclamando ser distintas a las otras, pero al mismo tiempo todas con un punto en común: ser dueñas de la verdad absoluta. De la verdad ultima.
El miedo se dio cuenta de que el humano por naturaleza, aun cuando desease saber mas, conocer mas, ir mas allá de sus limites, al mismo tiempo necesitaba un seguro, algo que le diese por hecho que no le pasaría nada malo en caso de que fallasen. Así, el marido insatisfecho al mismo tiempo necesita asegurarse de que otra mujer u otras mujeres le esperaran en otra cama, y los lideres políticos y militares de una nación ansían estar seguros de entablar relaciones amistosas con otra nación, siempre y cuando den por comprobado que su arsenal militar es mayor que el de la otra parte. El miedo opto por perder su fama, aquella que tenia cuando junto a los de sus especie conformaban una sociedad, para tomar el poder tras bastidores, y aun cuando no se le nombre, el a estas alturas ya da por seguro que tiene un espacio, por mas mínimo que sea, en el corazón y la mente de cada uno de los humanos vivos aquí y ahora. Trascendió su naturaleza como mecanismo de supervivencia para convertirse en un seguro de vida aun cuando el mismo ser en el cual se aloja, el humano que tiene todo lo necesario para subsistir, teme porque su vecino el dia de mañana le sorprenda con un gadget que el no tenga en su posesión. 
Los profetas anuncian el fin del mundo. Y cada generación se convence de que es a ella la que le corresponde presenciar tal acto. Y al mismo tiempo viven como si tal cosa no fuese a pasar. ¿Acaso hay alguna otra elección? No es el mundo lo que se va a acabar. Hemos de una u otra forma causado la extinción de varias especies, y nuestra condición de humanos no nos hace mas dignos de seguir viviendo, somos una especie mas de los cientos de miles que existen. La única diferencia es que tuvimos el capricho de ser inteligentes. Concepto que aun no termina de tener un significado único, existiendo varios tipos de inteligencia. Nosotros, en nuestro egoísmo, tomamos nuestra existencia como el todo, similar a la idea que tienen muchos niños de que el mundo se acabaría cuando mueren. Por mas contaminación que provoquemos, el planeta seguirá existiendo. Y aun cuando este estalle, su influencia en el sistema solar seria mínima. ¿Y es acaso significativa la actividad del sistema solar en la vía láctea?
El oráculo habla de equilibrio. La ciencia sola no es aceptable por todos. Igual la religión. Aun como supuestos enemigos irreconciliables, siendo inventos humanos, formas de comprender el humano, hecho por y para humanos, estos últimos les valdría tener algo de sentido común en cuanto a resolver diferencias. El relativismo es bueno de manera relativa. Ninguna ideología es absolutamente cierta sino bajo el lente de quien la ve a través de ella misma. Sin embargo, no se puede refutar que e = mc^2.
Y fue un anciano solitario el ultimo que hablo. Y lloro al final de todo, el siempre fue similar al alquimista que el pastor encontró en el Sahara, poco dado a expresar lo intimo de si mismo. Después de todo, ya no quedaba nadie de su especie en el planeta que le viese llorando. Y termino constatando, aunque sin poder probarlo, como el miedo fue el que termino ganando la guerra en la Tierra. El 80% de la humanidad vio como la guerra fue avanzando, pero prefirió por miedo voltear a la incesante programación televisiva, después de todo, la vida estaba hecha para disfrutarla, la misma es una sola, y es preciso morir de gozo que luchando por lo que puede ser una causa perdida. El miedo llevo a los dueños de medios de comunicación y de las generadoras de publicidad a generar mas y mas contenido que hipnotizara a lo que una vez fue pueblo, y termino siendo lo que al principio solo parecía: simples ovejas con trajes humanos.
Fue el miedo mutuo entre los lideres militares de las superpotencias, lo que activo la psicosis de uno de ellos, y desplegase solo el 5% de su arsenal nuclear en un ataque unilateral.
Cuando los cálculos solo hablaban de que el 1% era mas que mortal.
El viejo seguía llorando. No por la humanidad. Si no por las otras sociedades a las que el miedo estaba decidido trasladarse. A fin de perpetuar su existencia, el fin ultimo de todo aquello a lo que le podamos endilgar vida.
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